¿Dónde puede aparecer la procesionaria del pino y cómo tratarla?

tratamiento de la carcoma

Si en otro post hablábamos del tratamiento de la carcoma, en esta nueva entrada queremos ocuparnos de la plaga forestal más extendida en España: la oruga procesionaria del pino (Thaumetopoea Pityocampa). Tema de especial importancia ya que, en los últimos años, su incidencia ha aumentado como consecuencia del aumento generalizado de las temperaturas. 

La aparición de las larvas se da en el primer cuatrimestre del año, pero lo recomendable es tratar la plaga a principios de otoño, en su momento más vulnerable y cuando las larvas son aún pequeñas. 

La procesionaria del pino aparece en zonas rurales y bosques o en entornos urbanos donde haya árboles como pinos, cedros y abetos. El cuerpo de esta oruga está recubierto de unos pelillos urticantes que se desprenden fácilmente. Pelillos que, si entran en contacto con la piel o mucosas de las personas o animales, provocan diversas reacciones dérmicas y respiratorias.

Medidas para evitar la propagación de la plaga

Uno de los sistemas más innovadores consiste en inyecciones de baja presión en el tronco de los árboles afectados. Basta con una única aplicación al año, entre octubre y diciembre, para eliminar totalmente la oruga procesionaria del pino. 

En ADMA Plagas te garantizamos que es un tratamiento localizado, seguro y sostenible. La inyección se aplica directamente en los vasos conductores y el producto insecticida se distribuye a través de la savia por todos los tejidos vivos del árbol. El objetivo no es otro que, cuando las orugas se coman las hojas, consuman el insecticida y mueran. 

Como decimos, este tipo de tratamientos de control deben aplicarse durante el otoño, cuando las orugas no han crecido aún lo suficiente y son más vulnerables. Date cuenta de que, en febrero y marzo, las orugas ya se habrán desarrollado y por lo tanto serán más resistentes. En consecuencia, el tratamiento no será efectivo. 

Incidiendo directamente en el tronco impedimos además que las orugas desciendan hasta el suelo, donde pueden entrañar un mayor peligro. Hasta ahora, el control de la procesionaria se limitaba a tratamientos aéreos con insecticidas, con consecuencias nocivas sobre el medioambiente y la salud pública. En cambio, este nuevo método es inocuo y mucho más efectivo.